Una bonita actividad que permite ascender tres picos el macizo: el Mont Blanc de Tacul, el Mont Maudit y culminar en el Mont Blanc. Es una jornada larga con inicio y final en el plató glacial de l'Aguille du Midi. Las condiciones de ascenso al Mont Blanc de Tacul son muy variables, desde rampas mas o menos faciles con abundante nieve o con grietas y rimayas dificiles cuando esta es escasa. en octubre encontramos estas condiciones. Siento no poder incluir fotos.
Tomar en Chamonix el teleférico a l’Agulle du Midi por 37€ ida y vuelta (salidas cada 30 min, primer de subida a las 8:30, ultimo de bajada a las 16h). Desde la estación superior hay que descender al plató glacial por una arista muy fina y expuesta en la que se hace necesario equiparse para marcha por glacial (piolet, crampones y encordados).
Una vez en el plató podemos optar por pernoctar en el refugio de Cosmiques (refugio privado) o acampar.
Al dia siguiente se inicia la marcha a las 2 a.m. el primer objetivo el el Mont Blanc de Tacul. Dependiendo de la temporada podemos encontrar diferentes condiciones en la subida. Nosotros encontramos fuertes rampas, tuvimos que cruzar varias grietas escalando y realizar algún flanqueo vertiginoso. La pendiente se suaviza al llegar al hombre. Desde aquÃ, si queremos ascender a la cima hay que subir los 150 metros que nos faltan por la parte de atrás. Si no, seguimos en bajada hacia el segundo objetivo; el Mont Maudit.
Ascender al Mont Maudit es mas sencillo que el anterior, aunque las pendientes también pueden ser fuertes. Antes de llegar a la arista encontramos el punto más complicado: una rimaya y 60 metros de nieve a 60º. A mitad de este resalte encontramos unas rocas que afloran y un corto tramo de cuerda fija. Salimos a la arista. Para hacer cima en el Mont Maudit hay que ascender por la parte de atrás. Seguimos en desdenso hacia el Col de Bravia, ya con el Mont Blanc a la vista (5h desde el inicio).
El ascenso al Mont Blanc es la parte más sencilla de la travesÃa. Se suceden las rampas más o menos fuertes pero sin más complicaciones hollamos la cima del Mont Blanc de 4.808m (8:30h desde el inicio)
El descenso se realiza por la misma ruta. Al descender del Mont Maudit hay que tener cuidado en los primeros metros (60º). Si no se quiere abandonar material el último deberá destrepar. Utilizando la cuerda fija se puede montar un rapel (30 metros) para superar la grieta. El resto del descenso se hace más cómodo, aunque siempre con precaución. La bajada más delicada la encontramos en el Mont Blanc de Tacul, donde la presencia de grietas nos obligará a saltar en varias ocasiones.
Después de 14h llegamos a las tiendas de nuevo.
El Ala Derecha, hasta ahora se accedia por diversos corredores siempre en su cara Oeste, pero de dificultad considerable. En veranos de 2007 hemos abierto una nueva ruta por su cara este, a través de ámplios corredores y palas de nieve de dificultad asequible. Asà pues os animamos a subir a esta cumbre de 5.482m y contemplar los horizontes desde otro punto de vista. (intentaré colgar croquis y fotos, proximamente)
Del Campo Base (4.600m) tomar el camino muy marcado en direcció noreste (ruta normal del pequeño alpamayo) hasta la primera laguna. Salir del camino para bordear ésta por la orilla izquierda. Remontar una zona de morrenas por el punto más bajo, siempre en dirección al pico Huallomen (hitos). En 1’5 horas llegamos a una laguna superior, más pequeña. Seguimos el torrente por la izquierda hasta el inicio del glaciar. La nueva ruta empieza por el corredor muy ancho al collado entre el pico Ala Derecha y Huallomen (aproximación 2’5 h desde CB).
Los primeros metros la pendiente es progresiva (45-50º) y se puede hacer al ensamble. Recomendamos subir por el lado izquierdo para estar protegidos de posibles desprendimientos. En el punto de máxima inclinación (60º) justo por debajo de la barrera de hielo, flanquear a la izquierda por una terraza de nieve (posibilidad de montar reunión en la roca). Remontar el resalte (55º), por la izquierda de las diferentes franjas rocosas (se puede poner algun pitón). A continuación encontramos una pala de nieve de 150 metros y 50º muy expuesta a la formación de aludes. Cruzarla en diagonal a la izquierda para buscar en la parte superior las rocas donde montar reunión. Desde aquà tenemos otro resalte (55-60º, 45 metros), que nos lleva a un plató superior desde donde es visible la cima. Acceder al collado, a la izquierda de la cima por el corredor evidente (máximo 45º) y seguir la arista cimera hasta la cima (5.482m. 5 horas desde el inicio de vÃa)
Para el descenso hay que volver al collado y bajar por la otra vertiente. Hay que buscar el camino más seguro entre las grietas que nos lleve a la ruta normal del Cabeza de Condor (ruta muy marcada). Seguir la ruta hasta el campo base.
Dificultad: D-, 50-55º
Desnivel: 300 m hasta pie de vÃa; 580m de ruta
Horario: 2’5h aproximación; 5h de ruta, 3h de descenso.
Material: 6 estacas, 4 pitones, 4 tornillos de hielo, cuerda, piolets, crampones
Primera ascensión: 06-08-07 Pau Centellas i Jose Martinez
En el verano de 2004, Luis trabalon y el presente, cruzamos el charco para ascender, o intentarlo, las montañas más emblemáticas de la Cordillera Blanca del Perú. Fue un viaje lleno de anecdotas, como todos, con golpes de suerte y alguna que otra penuria. A pesar de todo, la meta que logramos justificó con creces todo nuestro esfuerzo. Ahi va el relato de la última etapa de ascensión al Nevado Huascaran Norte.
[+] click para ampliar la cima del huascaran |
Pero para avanzar habÃa que dar el primer paso fuera de la tienda, en el collado a
El viento en la cara. La cruda realidad. Llevaba puesto varias capas de ropa, que me aislaban del frÃo y del viento pero la cara estaba desprovista de protección; ni siquiera podÃa ponerme las gafas de ventisca ya que al ser tintadas me impedirÃan ver más allá de la luz de mi frontal. La noche anterior calculamos la temperatura a la que podrÃamos exponernos: si a
- Luis, yo paso de subir con nieve blanda, si hay que abrir traza esto va a ser muy jodido.
- Sigue un poco más, a ver que pasa.
Asà estaban las cosas. Unos metros por delante, la pendiente se hacÃa más inclinada y volvÃa la nieve dura y ventada. Seguà subiendo, un poco en diagonal para suavizar la pendiente hasta que di con una rimaya. TenÃa un borde muy alto y estaba bastante abierta, no serÃa fácil escalarla. En
- Aquà no hay nada para protegernos.
- SÃ, pero no falta mucho para que salga el sol. Descansemos aquà como podamos y cuando salga el sol seguro que nos recuperamos.
- Joder, yo estoy congelado.
- Ponte la ropa que lleves en la mochila. Venga campeón, nos quedamos aquÃ.
Nos desencordamos y nos sentamos allà mismo. Yo saqué la chaqueta de plumas de la mochila y me la puse debajo de la chaqueta exterior. Luis no estaba tan bien equipado, su cara lo demostraba asà que hice que se sentara entre mis piernas y yo le hacia de escudo contar el viento. Además saqué del botiquÃn la manta de aluminio que sirve para casos de emergencia y la puse por encima de los dos. La teorÃa dice que evita la pérdida de calor corporal? Intentamos beber algo pero el lÃquido se habÃa congelado en las cantimploras. Nada, que le vamos a hacer? 5 minutos después rompÃamos el castañar de los dientes:
- Si el sol tarda mucho más, ya no tendrá nada que calentar?! (al menos Luis no perdÃa el humor)
- Tenemos que movernos, esto no funciona.
- Que hacemos?
- La cosa es fácil. Nos movemos para arriba o para abajo?
- Para abajo ni hablar. Para arriba!
Recogimos la paradeta, nos encordamos y volvimos a progresar hacia la cima. La pendiente volvÃa a hacerse pronunciada y mantenida. El terreno era? no era una arista pero tampoco una vertiente. Quizás lo mejor para definirlo serÃa como una loma inclinada. Pero seguÃamos subiendo. Ahora Luis y yo nos relevábamos para ir en cabeza aunque intentaba estar más rato yo que él. Empezó a clarear pero disfrutamos poco de las vistas, a medida que amanecÃa también se iba formando una niebla alrededor de la montaña asà que seguÃamos prácticamente sin visibilidad. Llega un momento en que la mente se desentiende del cuerpo, algo asà como si una parte del cerebro mandara al resto a freÃr espárragos y se aÃsla de la realidad, de manera que el cuerpo solo hace lo que sabe: moverse. Hacia rato que Luis y yo habÃamos llegado a ese punto. No veÃa la cima, no habÃa ninguna fuerza que me empujara a ella, que me dijera que ya faltaba poco, tampoco era capaz de mirar el paisaje y disfrutar de la grandeza, no era capaz de utilizar la cabeza y la verdad es que tengo pocos recuerdos de las sensaciones de esos últimos metros. Ni tan solo recuerdo el frÃo ni el viento, ni la cara de Luis, quizás si recuerdo sus pasos tras los mÃos, como si fueran lo único que me empujara. Ya habÃa claridad pero mi mente no fue capaz ni de ordenarme que apagara la luz del frontal. Es difÃcil describir algo que no sentÃ. El caso es que el terreno se hizo horizontal, y más estrecho. Caminé unos pasos y me dejé caer en una nieve blanda. Recogà la cuerda a Luis y me rendÃ.
- Se acabó tÃo, esto ya está.
- Vaya con la cima? creo que deberÃamos seguir un poco más por si hay un repecho.
- Que le jodan, para mi ya estamos en la cima.
Un breve claro de nubes nos permitió comprobarlo. Se veÃa que la arista seguÃa más adelante pero no ganaba más altura. A nuestra espalda pudimos ver la ruta normal al Huascarán Sur. SalÃa desde el mismo collado y se desviaba hacia la derecha, atravesando una zona enorme de seracs y grietas. Ciertamente este año no se podÃa subir por allÃ.
- Bueno, pues habrá que hacer la foto de cima. Quien saca la cámara?
- La mÃa estará congelada, no creo que funcione. Saca la tuya
- (estas cámaras digitales?) A ver si hay suerte?
Funcionaba. Nos abrazamos y sin enfocar apreté el botón. Nada más como prueba de nuestra conquista. Ningún paisaje, ningún objeto, nada. Solo nuestro esfuerzo y nuestra vivencia.
En otro claro de nubes buscamos un camino de descenso y para nuestra sorpresa se veÃan banderines rojos por la ladera, dos o tres podÃamos ver pero sin duda esos banderines marcaban la ruta normal de ascenso y descenso del Huascarán Norte.
Empezamos el descenso con el mismo estado de ánimo, se movÃa el cuerpo solo, hacia unos puntos rojos. Bajamos rápido, enseguida nos encontramos en el rellano. Se habrÃan más claros en las nubes. SeguÃamos las banderas por la ladera, perdiendo altura en diagonal, nada que ver con las pendientes que habÃamos superado en la subida. Solo al final o al inicio. Estábamos en la zona de la rimaya. Una estaca metálica abandonada proponÃa hacer un rapel. Se lo querÃa comunicar a Luis pero ya estaba por la mitad, bajando de cara a la nieve y destrepando. Yo hice lo mismo. No me gusta esa manera de descenso pero no podÃa hacer nada? Luis pasó la rimaya por el mismo sitio y se lanzó a las tiendas, ahora visibles, del campo 2. Llegamos a las 8 de la mañana con la bienvenida de los porteadores. Al parecer sus ?clientes? suizos aún no habÃan regresado. Cuando les habÃamos adelantado? Salieron una hora antes que nosotros, aunque nosotros enseguida perdimos la traza. Asà y todo en ningún momento vimos sus luces ni nada. Y durante el descenso tampoco. Seguimos las banderas y no les vimos por ninguna parte. Claro que? yo tampoco me fijaba en eso. Me despojé del equipo y me metà en la tienda. De nuevo estirado, sin viento, con mis cosas alrededor, todo me parecÃa un sueño del que empezaba a despertar. Empecé a ser consciente de lo habÃamos hecho: coronar el Huascarán Norte de
Cansados pero contentos. Asà empezamos a recoger el campo
- Mierda. Mira esto. Creo que tengo el dedo congelado. Ya decÃa yo que hacÃa rato que no me lo sentÃa?
Efectivamente, su dedo gordo estaba de color negro, signo inequÃvoco de congelación, y además, grave. Él mismo empezó a hacerse una friegas mientras se terminaba de cocer la pasta. Luego hice algo de lo que la gente ?civilizada? me ha catalogado de asqueroso pero estoy convencido que cualquiera hubiera hecho los mismo. En lugar de tirar el agua de la pasta y volver a fundir nieve y calentar agua para descongelar el dedo de Luis, la aproveché. La eché en un plato y Luis metió el pie dentro. Más tarde llegaron los suizos. No se detuvieron, seguÃan bajando pero los porteadores confirmaron lo que ya sabÃamos: estaba congelado. Le aconsejaron friegas y agua caliente y le tranquilizaron diciéndole que se recuperarÃa sin sufrir secuelas. No lo dijimos, pero los dos sabÃamos que se acabó el proyecto. HabÃa que bajar cuanto antes y nada de nieve o frió o el dedo empeorarÃa. Después de comer recogimos también el campo 1, y con las mochilas cargadas bajamos hasta el refugio. No nos veÃamos capaces de seguir hasta el campo base y tampoco tenÃa sentido. Nadie nos esperaba allà y no tenÃamos mulas para bajar. Y nos merecÃamos un descanso? Nos instalamos próximos al refugio situado a